La vida intelectual y las artes

En el terreno del pensamiento encontramos la misma variedad. El racionalismo conservaba en él su lugar y el progreso de las ciencias continuaba: Lavoir sier creaba la química moderna, Buffon acababa de dar cima a su obra, Monge y Laplace comenzaban la suya. La "filosofía" tenía ganada la partida: el "rey" Voltaire había muerto en plena apoteosis en 1778 y la influencia de Rousseau, muerto el mismo año, era más.profunda aún. Pero no habían dejado, a decir verdad, sucesores de los mismos vuelos. Hasta 1788 Condorcet no había publicado casi nada y Ma-bly se divulgó sobre todo después de 1789; se leía sobre todo la Histoire philosophique des Deux Indes de Raynal, aunque no ofreciera otra novedad que un acento más violento e impaciente. La influencia americana, los nombres de Washington, Frankliri, La Fayette, embellecían las nuevas ideas con un prestigio sin igual y su divulgación aumentaba dé día en día gracias a la difusión de folletos y a la propaganda que se les hacía espontáneamente en los salones, academias y sociedades diversas cuyo número aumentaba incesantemente: culturales algunas, como el Musée; filantrópicas otras, políticas otras más, como los primeros clubes o la Sociedad de Amigos de tos Negros; incluso logias masónicas, donde sacerdotes y nobles se concertaban con la burguesía para repudiar al menos el "fanatismo" y el "despotismo".

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