La crisis económica, sin embargo, contribuyó poderosamente a poner Jas masas en movimiento. La crisis se ha atribuido a la competencia inglesa desencadenada por el tratado de 1786. En realidad, la industria había comenzado a decaer antes que éste estuviera en vigor, y cuando mucho constituyó una causa coadyuvante. Como se ha visto, el mal provenía ante todo de las calamidades agrícolas, y especialmente de la baratura del vino. La desastrosa cosecha de 1788 lo llevó al colmo, tanto más que la libertad de comercio de granos, concedida en 1787» había vaciado los graneros. Necker la revocó y ordenó comprarlos en el extranjero. A pesar de ello, en julio de 1789 el pan no costaba menos de 4 sous la libra en París, donde el gobierno lo vendía con pérdida, y en provincia de 8 a 10. A partir de la primavera, la penuria y la carestía provocaron los disturbios habituales, y los motines se multiplicaron a medida que se aproximaba la cosecha.' El más famoso asoló, el 27 de abril, la manufactura de Revéillon, en el barrio de San Antonio. Al mismo tiempo, los mendigos, que habían llegado a ser incontables, afluyeron a las ciudades o comenzaron a errar por los campos sembrando el "miedo a los bandidos", provocando "miedos" locales e inquietando a las autoridades por la Seguridad de la cosecha, hasta el punto de ordenar a las comunidades rurales armarse y montar guardia.
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