A esta nobleza de espada, el rey había añadido otra asociándola, para darles más valor, a los cargos que él vendía. Los miembros de los Consejos, los magistrados de los Tribunales soberanos de Par rís y de algunas provincias —Parlamentos, Cámaras de cuentas. Tribunales de subsidios y monedas— gozaban de nobleza hereditaria; los demás, de nobleza personal que se volvía trasmisible después de cierto tiempo de ejercida Era la nobleza de toga. Los tesoreros de Francia que formaban los negociados de Hacienda, los magistrados municipales, los secretarios del rey (éstos últimos esparcidos por todo el reino, y cuyo título no llevaba aparejada ninguna función), gozaban de ventajas semejantes. Estos ennoblecidos eran ricos y, de origen burgués, aumentaban y administraban cuidadosamente su patrimonio. Los nobles de espada los habían mantenido a" distancia durante mucho tiempo, pero cedían cada vez más al incentivo de matrimonios ventajosos; ya en el siglo xvm el ostracismo se había atenuado bastante. Por otro lado, los ennoblecidos olvidaban rápidamente su origen y mostraban tanta o mayor altivez que los otros.
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