La revolución municipal en provincia

En provincia se habían seguido los acontecimientos con pasión, y por instigación de los diputados, multiplicado las peticiones en favor de la Asamblea. A la noticia de la destitución de Necker, varias ciudades tomaron, sin más, medidas de precaución: incautación de los arsenales, de los almacenes y cajas públicas; institución de comités permanentes, formación de milicias. En Dijon, el 15, los sospechosos fueron consignados; en Rennes, la guarnición desertó. Cuando cundió la noticia de la toma de la Bastilla, la acción se precipitó.

Ésta afectó diferentes formas. Con mucha frecuencia las manifestaciones bastaron para obligar a la municipalidad a asociarse con nuevos miembros o a desaparecer. A veces el pueblo aprovechó la ocasión para reclamar el pan a 2 sous y se insurreccionó; en esos casos, la regiduría desapareció.

Dondequiera los resultados fueron los mismos: los intendentes se retiraron. Una nueva administración se organizó espontáneamente, la municipalidad o el comité permanente extendieron su autoridad sobre la campiña circundante, y las ciudades se prometieron recíprocamente ayuda y protección: Francia se convirtió en una federación de comunas autónomas. Mucho mejor que en París, burgueses y aristócratas fraternizaron al principio en los comités por temor al pueblo; éste pudo alimentarse a bajo precio, pero los pobres quedaron excluidos de la guardia nacional y algunos agitadores fueron ahorcados. Poco a poco, fue necesario sin embargo desechar a los nobles y admitir representantes de la pequeña burguesía: el municipio se democratizó y durante toda la Revolución fue el centro de una vida intensa.

Esta total descentralización tendría graves consecuencias: si la Revolución salía victoriosa, se hallaría sin gobierno. La Asamblea gozaba de un respeto ilimitado; sólo ella era obedecida. Pero esta obediencia se le prestaba a condición.de que estuviera de acuerdo con la opinión pública. El pueblo no quería pagar ya los antiguos impuestos; desafiando a la burguesía, imponía la reglamentación rigurosa de los granos. Y en el campo sus exigencias iban mucho más lejos.

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