La condición de los burgueses era pues muy variada. Los financieros y los negociantes tenían sus residencias en las grandes ciudades y alternaban con la nobleza. En provincia, el burgués conservaba mucho de su origen campesino; era ahorrativo y su ' mujer ignoraba la moda; las distracciones eran poco frecuentes; la autoridad del marido y del padre seguían siendo absolutas. Entre el burgués y el hombre del pueblo las relaciones eran frecuentes. En las ciudades, habitaban a menudo la misma casa; en muchas aldeas había hombres de leyes, y por otra parte los citadinos venían a vigilar a sus aparceros. Esto explica parcialmente la influencia de la burguesía en el seno del Tercer estado. En cuanto a los artesanos, muy próximos a sus obreros, proporcionaron los cuadros de las masas revolucionarias.
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