La polìtica de vergennesy la Guerra de Amèrica

Vergennes no era un genio, pero como embajador que había sido conocía Europa, y muy diligente él mismo, fue bien secundado por sus negociados. En su opinión, puesto que Francia no tenía necesidad de conquistas, no podía asociarse a la política de violencia que acababa de desmembrar Polonia y Turquía; en cambio le interesaba estrechar su amistad con los Estados pequeños —Piamonte, Sajonia, príncipes renanos, Holanda, Suecia—\a fin de impedir nuevas usurpaciones. La alianza austríaca sólo le parecía aceptable si continuaba siendo puramente defensiva. De acuerdo con Catalina II, intervino como mediador para restablecer la paz, en 1779, por el tratado de Teschen. En 1785 rehusó una vez más sostener a José II, que quería cambiar los Países Bajos por Baviera y pretendía abrir de nuevo el Escalda contra la voluntad do Holanda. Hay que convenir, sin embargo, en que Vergennes no logró impedirle que preparara con Catalina II un nuevo reparto de Turquía, y que su política parecería bastante modesta, por su alcance y por sus resultados, si se viera en ella sólo el designio de mantener la paz y el equilibrio continental, como se hizo siguiendo a Talleyrand.
En realidad, esa política era la condición de una guerra victoriosa contra Inglaterra. Vergennes comprendió que Francia no podía dominar a la vez la tierra y el mar; su mérito fue dar preferencia, a despecho de una tradición profundamente arraigada, al interés marítimo y colonial de Francia sobre su vocación continental, aprovechando la oportunidad que se le ofrecía.

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