Recién llegado al desahogo económico, el burgués compraba tierras o colocaba su dinero en renta hfc potecaria. Había también rentistas* del Estado, sobre todo en París. Por otro lado, el burgués enviaba a su hijo al colegio para comprarle después un cargo o hacer de él cuando menos un abogado. Los tribunales eran muy numerosos y los hombres de leyes también. La historia no ha esclarecido todavía el papel que los oficiales, incluso ennoblecidos, habían desempeñado en la ascensión y educación de la clase de la que provenían. Propietarios de sus puestos, gracias a la venalidad de los cargos, habían defendido, en cierta medida, contra la arbitrariedad, la persona y los bienes, la libertad civil sin la cual la formación misma de la burguesía sería inconcebible; habían opuesto a la fuerza el reino del derecho, de la Ley, que iba a ser la esperanza de la aurora de la Revolución. Durante mucho tiempo habían sido los mejores auxiliares del poder real contra los señores feudales, a cambio de lo cual éste abandonaba a estos "notables" la administración local. Pero despojados poco a poco de esta última en beneficio de los intendentes, una buena parte de ellos se iba a contar, junto con los hombres de leyes, (entre el personal revolucionario. Las otras profesiones liberales: el magisterio, por el monopolio de la Iglesia, la medicina, las artes, no ofrecían más que un pequeño número de perspectivas lucrativas; los hombres de letras rara vez se enriquecían. A este "proletariado intelectual" la Revolución ofrecerá oportunidades.
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